Se ha criticado frecuentemente a las gramáticas normativas, que dan un conjunto de reglas que la gente tiene que cumplir si quiere hablar correctamente y a esta gramática normativa se ha opuesto la gramática descriptiva, que describe el idioma, señalando el funcionamiento de las estructuras del mismo. Sin embargo, hay un punto en el que ambas se encuentran. Efectivamente, una gramática normativa será válida si, después de estudiar el funcionamiento real del idioma, saca las normas que de hecho rigen en el mismo. O, dicho de otro modo, no pretende dar unas reglas para que la gente las cumpla cuando hable, sino
sacar del habla de la gente las normas a las que de hecho su habla se somete.